Esa sonrisa pícara en esos labios que tentaban ser mordidos fueron mi perdición. Físicamente era perfecta, emocionalmente era inestable, mentalmente era mágica. Su inteligencia, algo que escasea últimamente en su estirpe, me sedujo. Su forma de seducir inevitablemente me atrajo, y la atracción fue el primer paso a mi perdición.
Hay que ser realistas, no se debe jugar a un juego al que no puedes ganar, no se puede jugar solamente con las reglas del adversario. Dicen que una retirada a tiempo es una victoria, espero poder estar aun a tiempo.
Porque sin quererlo, me enganche a ella... Y como toda droga te acaba volviendo adicto hasta que te destruye...
David Pérez Betancor
No hay comentarios:
Publicar un comentario